Susana Solís
Socia Colaboradora de CAXXI
Publicado en LNE 13/07/2023
Sin materiales críticos no habrá transición verde. La transición energética europea se hará con autonomía de suministro y las regiones adecuadas o no se hará.
Hay un factor determinante para la transición energética y digital: las materias primas críticas, hoy más necesarias que nunca para Europa.
Solemos olvidar que la transición energética y digital será también una transición material. ¿Por qué? Sencillo de explicar: porque para desarrollar y fomentar las energías renovables, sus infraestructuras, productos y servicios se necesita casi toda la tabla periódica de los elementos.
Los coches eléctricos necesitan cobalto, litio, níquel y manganeso para sus baterías. Los molinos eólicos recurren a las llamadas tierras raras (neodimio, praseodimio y disprosio, entre otras) para sus imanes permanentes que generan electricidad de forma eficiente. Las plantas fotovoltaicas demandan silicio de alta calidad y plata, telurio, cadmio, indio y galio para sus células. La electrónica requiere germanio, galio, silicio, bario e indio.
En Bruselas estamos decididos a alcanzar una autonomía estratégica que nos independice de Rusia y nos aleje de China, de la que aún dependemos en la importación de estos materiales críticos. El gigante asiático hizo sus deberes en los últimos 20 años y se movió estratégicamente para dominar el 90% del procesamiento mundial de tierras raras, el 80% de galio, el 65% de cobalto y litio, el 60% de germanio, el 60% de aluminio y 40% de cobre. Y ya ha empezado a jugar sus cartas: ha prohibido las exportaciones de galio y germanio a Europa y Estados Unidos a partir de agosto. Estos metales son imprescindibles en la transición energética. Los necesitamos. Tanto, que a corto y medio plazo fallará un tercio de la demanda en el suministro de litio y níquel para 2028, según estima la Comisión Europea. Si no actuamos al respecto no habrá almacenamiento de baterías, no se podrán fabricar molinos eólicos o coches eléctricos; toda la transición y los objetivos de descarbonización que nos hemos marcado quedarán en jaque.
Por eso, tenemos muy claro que el momento de dejar atrás nuestras dependencias es ahora; que aumentar y diversificar nuestro propio suministro de materiales críticos es conditio sine qua non para la transición verde y digital. Y para depender menos de terceros y usar mejor los recursos que tenemos, Europa quiere localizar y mapear los recursos disponibles y mejorar sus procesos de economía circular para retener estas materias en la economía.
Ante esta base de partida, son varios los indicios que revelan todo el potencial que tenemos en la región para contribuir a esa transición: la histórica tradición industrial de Asturias y las infraestructuras existentes para adaptarnos a la fabricación de tecnologías verdes –como astilleros para la eólica marina y la salida al mar para exportar estas tecnologías–, nuestra fuerza laboral cualificada, la innovación y desarrollo de nuestras reputadas universidades y los apoyos que recibe Asturias en la transición justa. Un potencial que perfectamente puede traducirse en la generación de valor añadido, en la creación de empleo y en la mejora de nuestra competitividad.
Seamos realistas. Nadie quiere sufrir de nuevo una crisis de suministro de materias primas. El tiempo apremia y los gigantes ruso y chino no van a concedernos ni un minuto de ventaja.
La transición energética se hará con autonomía en el suministro de materiales críticos, o no se hará; contará con las regiones de Europa sostenibles y reindustrializadas, o no llegará a buen puerto.
Susana Solís
Socia Colaboradora de CAXXI
Publicado en LNE 13/07/2023