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Articulo de Opinión| «La colección perdida de Pérez Simón», por José Suárez Arias-Cachero

El desembarco en Madrid el año próximo del legado de uno de los últimos indianos

La Colección Pérez Simón desembarcará el año que viene en Madrid y no en Asturias. Hace unos días, en estas páginas, mi amigo Juan Carlos Laviana opinaba que, esta vez, no era por la falta de ambición o el complejo de inferioridad de nuestra clase dirigente. Yo pienso exactamente lo contrario. Y me explico.

El legado de Pérez Simón es de tal magnitud que el Museo Thyssen-Bornemisza le dedicó sus exposiciones estrella en 2006 con «De Cranach a Monet» y «Alma-Tadema y la Pintura Victoriana» en 2014 para mostrar uno de los mejores conjuntos prerrafaelitas del mundo. A eso habría que sumar sus valiosas esculturas, muchas de Rodin, que tuve el privilegio de conocer en sus instalaciones de la Colonia Condesa en Ciudad de México. Este es el tamaño artístico de lo que perdemos.

odos somos capaces de entender el revulsivo que significaría ser el destino de esta colección. Si estamos a tiempo, tenemos que hacer lo imposible por traerla. Primero, porque es el legado de uno de los últimos indianos y honramos así la historia de nuestra emigración a América. Segundo, porque si los cuadros acaban aquí sería el mejor indicio de que revertimos la tendencia fatalista de lo que va de siglo, en la que todo lo que tiene valor y todos los que tienen talento acaban yéndose afuera y especialmente a Madrid. Tercero, porque si lo logramos demostramos que Asturias es atractiva. Atractiva para una colección así. Atractiva para vivir y trabajar. Atractiva para invertir. Atractiva para visitar. Atractiva para volver, también.

 

Hoy el relato y lo simbólico es importante. Estamos ante un símbolo poderoso. Si la Colección Pérez Simón acaba en Madrid el mensaje es que definitivamente no tenemos remedio. Si conseguimos que venga a Asturias, mandamos la señal de que hay capacidad, esperanza y futuro. Así de claro.

Conocí a Juan Antonio Pérez Simón cuando viví en México. Sé de su pasión por Asturias y de las ganas de ayudar, reflejadas en su rol como presidente del Consejo Social de la Universidad de Oviedo y miembro del patronato de la Fundación Princesa de Asturias. En alguna conversación que compartí con él me comentó su ilusión de que sus obras de arte algún día llegaran a Asturias e incluso pensaba en varias ubicaciones que incluían su Oriente natal. También se de las barreras que, como cualquier asturiano emprendedor del exterior, siempre encontró para conectar con las distintas administraciones y canalizar sus ganas de apoyar. En su caso, además, algunas iniciativas sufrieron el maltrato y el acoso desproporcionado de algunos sectores políticos y mediáticos. Por eso comprendo que le resulte más fácil entenderse con políticos distintos a los asturianos.

Hay tres personas hoy en Asturias que pueden y deben hacer algo para que Perez-Simón se planteé que el Principado pueda compartir la sede con Madrid y cierre el circulo de su odisea vital trayendo su colección a la Ítaca de la que salió.

El presidente Adrián Barbón, el alcalde Alfredo Canteli y la alcaldesa Carmen Moriyón como cabezas de las tres instituciones más relevantes, con más presupuesto y más infraestructuras de Asturias. Ellos tienen la oportunidad de ponerse de acuerdo y buscar la solución para cooperar con el ayuntamiento de Madrid en la rotación del legado de Pérez Simón

Las fábricas de Armas y de Gas en Oviedo, la Tabacalera en Gijón o cualquiera de los palacios de indianos del Oriente serian sedes competitivas con la Serrería Belga madrileña. El mundo empresarial y académico debería sumarse a un proyecto de este tamaño. No se me ocurre otra cosa más importante que tengan que hacer por Asturias en lo que queda de año. Que hablen ahora, o callen para siempre.

En el terreno del arte ya perdimos dos oportunidades. La Fundación María Cristina Masaveu abrió su museo en Madrid y la Fundación Selgas-Fagalde vendió su Goya al Museo del Prado. En ambos casos con el silencio cómplice y sumiso de quienes nos representan y gobiernan. Tienen una tercera oportunidad para corregir el rumbo y redimirse. Está bien que promocionemos el Desarme y queramos ser Capital Cultural Europea, pero esta movida está en otra liga, la de las sociedades que aspiran a pintar algo en el mundo.

José Suárez Arias-Cachero

Socio Colaborador y mentor de CAXXI

La Nueva España