Sin llevar muy bien la cuenta del número de días que llevamos viviendo esta película de terror, sí que se nos está haciendo difícil ser protagonistas obligados, sin conocer el final, ni cuándo será sustituida en pantalla.
Afortunadamente, y es lo único bueno, aparecen héroes y superhéroes que nos gratifican, y el argumento nos lleva inevitablemente a la reflexión, metiéndonos un poco en nuestro interior. Seguramente necesitábamos tomar un respiro, parar, sacar conclusiones, y repensar el rumbo. Serán muchas las preguntas que debamos hacernos para reconsiderar la situación y rehacer el futuro de otra forma, cuando llegue el después. Pero muchas evidencias ya se nos han caído encima. Señalo algunas.
Para empezar, no contábamos mucho con la importancia de lo imprevisible en nuestras vidas que creíamos exitosas , sin necesidad de introducir en ellas muchos cambios, y de las que nos considerábamos dueños absolutos del timón, sin saber muy bien qué teníamos, que nos sobraba y qué nos faltaba. Vivíamos siguiendo la corriente. Pues bien, un bichito multiplicado y convertido en pandemia, de repente,nos ha dado una lección de realismo y humildad.
Vivíamos convencidos de que compartíamos mucho y bien, en la era de la comunicación. Pero se nos había olvidado mirarnos a los ojos. Y ahora que no podemos, respetando el metro de distancia, echamos en falta el contacto y las cálidas manifestaciones de afecto que las redes nos habían hurtado. Nos hemos encontrado de bruces con que la música, la lectura- la cultura en general- y por qué no decirlo, el sentido del humor han sido ya estos días bálsamo y ejercicio sano para mantener nuestro equilibrio personal tocado por los acontecimientos, sin preguntarnos por qué no ocupan /ocupaban un papel habitual en nuestras vidas.
Y consumiendo, consumiendo, tampoco nos habíamos parado a pensar que entre todos hemos contribuido un poco a confiar en los países asiáticos baratos, la manufactura y producción, incluso de equipamientos estratégicos, que ahora nos hacen falta en cantidad y que no tenemos capacidad de producir, para no contagiarnos, o incluso respirar y seguir viviendo. Los Gobiernos por una parte primando el liberal “laissez faire» los empresarios compitiendo mejor y más fácil por esa vía, y todos nosotros comprando más barato sin preguntarnos a costa de qué. Algo pues tendremos que hacer para cambiar entre todos este escenario, aprovechando quizás para pensar durante este duro presente.
Y llegamos a los valores. Estos días de forma automática, nos hemos dado cuenta de la importancia de algunos cuya dimensión nos pasaba desapercibida. La familia por ejemplo, cobijo de la crisis por excelencia. También hemos descubierto que la solidaridad no solo existe, sino que está siendo fundamental para sostener a los más débiles, a los que sufren doblemente esta crisis y a los que prioritariamente debemos atender con medidas excepcionales. Entre otros, quienes ya sufrían enfermedades, los mayores que viven y gestionan sus miedos en soledad, los que ya no llegaban antes a fin de mes, o los autónomos que ahora tampoco van a llegar.
Nos hemos dado cuenta también que tenemos que reclamar y primar la excelencia de servicios públicos como la Sanidad, sin obviar que la sociedad civil tiene que tener músculo para cubrir las carencias allí donde aquélla no llega. Y por ese camino , hemos ido descubriendo que en nuestra sociedad hay héroes ocultos a quienes hay que reconocer y agradecer su protagonismo en la gestión de esta crisis.
Para empezar, a todos aquellos a quienes ha correspondido y corresponde la responsabilidad de tomar en nuestro nombre decisiones en este momento a todos los niveles, en una situación extraordinaria sin precedentes, y de mantenernos informados de la situación puntualmente y con transparencia, aunque los datos sean duros. A los que por supuesto podremos criticar cuando proceda, pero con la perspectiva del tiempo. Ahora creo que toca sobre todo arrimar el hombro en lo posible, y no generar alarmas innecesarias añadiendo daño emocional. Doy por hecho que se han tomado decisiones erróneas algunas, y tardías otras. Sin obviar bochornosas declaraciones puntuales que nos escandalizan. Pero quién iba a decirnos hace unos días, que EE.UU. o Inglaterra iban a ser de los últimos países en tomarlas, o que en México una estampita iba a ser el escudo protector de la pandemia.
Hemos de reconocer y agradecer en especial el esfuerzo a aquellos héroes que desde que estamos en estado de alarma, están y continúan desarrollando trabajos sin computar horas ni días sin descanso, manteniendo los servicios elementales, el abastecimiento mínimo, trasladando enfermos, investigando para producir los equipos más necesarios, protegiendo nuestra seguridad , o que se cumplan los protocolos de forma que cada uno de nosotros pueda mantener su encierro con una cierta tranquilidad e incluso con calidad de vida en estas circunstancias adversas. Y hemos descubierto a nuestros Superhéroes.
Éstos son todos nuestros profesionales de la Sanidad , cuyo comportamiento ejemplar, solidario y profesionalmente intachable en Asturias, y también en otras comunidades autónomas, llevamos aplaudiendo puntualmente a las 20 horas cada día en nuestros balcones y ventanas, en un espontáneo gesto de agradecimiento sincero y admiración por su labor. Para que mantengamos la salud y nuestra vida, hoy en riesgo, ellos están exponiendo cada día la suya en primera línea de fuego, con mínima protección y superando presión y situaciones límite, mientras los asturianos únicamente debemos respetar la permanencia en nuestros domicilios.
Mi objetivo fundamental al escribir estas breves líneas, más allá de invitar a la reflexión durante este parón obligado acerca de la necesidad de generar nuevas estrategias y valores para gestionar nuestro futuro ,que también, no era otro que promover algún reconocimiento excepcional, para estos profesionales de la Sanidad Regional, más allá del merecido aplauso diario. Como no puedo proponer algo que esté fuera de nuestra competencia, y sin perjuicio de otras iniciativas, sugiero que nuestra Sanidad Asturiana y sus profesionales, reciban la Medalla de Asturias. Estas medallas se conceden a personas o entidades con méritos verdaderamente singulares que concurren en personas o instituciones cuya importancia y trascendencia para los intereses generales de la comunidad les hagan acreedores de este reconocimiento público.
No creo que nadie pueda poner en duda los singulares méritos de estos profesionales, ni la importancia y trascendencia que para los intereses de todos los asturianos tiene la encomiable tarea que están realizando, desde el primero hasta el ultimo. Por eso no considero necesario pedir firmas ni adhesiones. Y también porque creo más en las personas que en las ideas. Se trata de una propuesta que simplemente deseo sea compartida por quienes tienen en su mano la decisión.
Y sin que se olvide, podremos y podrán los que se merecen este reconocimiento, esperar a septiembre. Pero creo que al menos debe haber una de nuestras medallas reservada ya para estos Superhéroes. Seguro habrá otras iniciativas y reconocimientos. Sin duda merecen mucho más.
Margarita Collado Fernández
Vicepresidenta de CAXXI
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