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Entrevista | «Vivir fuera es asimilar riqueza cultural», Abigail Calzada

La avilesina Abigail Calzada lleva desde 2018 en Luxemburgo, donde trabaja en investigación espacial relacionada con la exploración de la Luna

Abigail Calzada Díaz (Avilés, 41 años) es la perfecta definición de la emigrante del siglo XXI. Prácticamente, entre pitos y flautas, casi lleva todo el siglo fuera, primero en Londres, y ahora en Luxemburgo, donde trabaja en el Centro Europeo de Innovación en Recursos Espaciales. «Soy licenciada en Geología, pero a mí lo que me gustaba era el tema espacial y quería introducirme en el sector de la exploración lunar y de eso en Asturias mucho no hay», bromea para justificar su periplo internacional.

Desde 2018 lleva en Luxemburgo esta entusiasta de su vida laboral y del lugar que habita. «Yo trabajo en valorar los recursos que hay en la Luna que podrían ser utilizados para desarrollar trabajos allí, es algo muy nuevo, explosionó hace pocos años», revela. Su misión, dice, la parte de la exploración, sería algo «muy parecido a lo que hacen las compañías mineras en la Tierra, buscar carbón o cualquier mineral, pero en la Luna».

Casada con un estadounidense, madre de un niño, Abigail asegura que la vida lejos de casa es un aprendizaje continuo, sobre todo en los momentos de juventud. «He estado viviendo, conviviendo y trabajando con personas de todos los lados, de India, Japón, EE UU, y toda esa riqueza cultural la vas asimilando», asegura.

Explica que Luxemburgo es un país pequeño y muy multicultural. «Esa parte me gusta», dice sobre ese pequeño estado. Ella vive en un pueblo en el campo y su oficina se halla en Esch-sur-Alzette, que es la segunda ciudad del país. «En Navidad es una pasada, pero también te digo que el invierno aquí es infernal, es muy oscuro y es difícil de llevar, de modo que el mercado navideño alegra un poco el día a día», asegura Abigail.

Ese pequeño tamaño de Luxemburgo se torna virtud porque hay muchos destinos europeos cercanos. «Hay zonas muy bonitas, yo vivo cerca de Bélgica y hay muchas cosas que visitar, sobre todo si te gusta la cerveza, porque están todas las abadías». Alemania está igualmente cerca de Luxemburgo, que es caro, pero no tanto. Hay que tener en cuenta que una cena es cara, pero no lo son el supermercado o la gasolina. Y tiene un plus: «El transporte es gratuito, te puedes mover gratis».

Pero la vida, eso sí, es más aburrida. «Yo venía de Londres, sí que es un shock muy grande, y si sabes dónde mirar hay cosas, pero tienes que investigar, es mucho más aburrido que España, la vida social no es igual, no hay improvisación en los planes». Y eso que ella tiene algunos amigos españoles con los que tomar un café sin quedar una semana antes. Pese a ello, las añoranzas son múltiples. «Cuando llego a Avilés, veo a mi familia y voy a tomarme unas botellas de sidra con mi marido, que está enamoradísimo de Asturias».

Pronto caerán esos culinos ahora que se acerca la Navidad, que pasará en una tierra que con la distancia cada vez aprecia más. «Asturias tiene mucho más de lo que los asturianos piensan, con la distancia te das cuenta de todo lo que tiene que cuando estás ahí no lo ves». Quizá por eso algún día pueda adquirir el billete de vuelta a casa: «Me falta la familia, es más solitario estar aquí, por eso no descarto volver si hay alguna oferta con buenas condiciones». A medio plazo podría ser una opción porque su marido es el primero que quiere hacer el petate para afincarse en España.

Abigail Calzada

Socia Colaboradora y Mentora de CAXXI

El Comercio