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Entrevista | «México es un país con un potencial gigantesco», Jaime Rodríguez Trobajo

Jaime Rodríguez Trobajo llegó a Ciudad de México en 2022 y allí trabaja en una empresa dedicada a la inclusión financiera de las pymes

Un no parar es la vida de Jaime Rodríguez Trobajo (Oviedo, 1991), que se graduó en Física en Oviedo, pero también en Economía en la UNED, que trabajó como investigador en el CSIC y que un buen día decidió hacer un máster MBA, luego se dedicó a la realidad virtual y aumentada y acabó, en junio de 2022, por tomar rumbo a México. En la consultora americana Bain estuvo durante un año hasta que se unió a la FinTech, una empresa dedicada a la inclusión financiera de las pymes, donde trabaja en la actualidad. «Cuando me fui a estudiar mi MBA tenía claro que quería irme fuera de España para darle un impuslo a mi carrera profesional», revela. No le interesaba Europa, falta de innovación y grandes apuestas, como ocurre a su juicio en España, y abrió las puertas a Latinoamérica animado por la cercanía cultural. «Ahí me surgió la oportunidad de venir a Ciudad de México», revela. Le gustó la lo que vio y decidió que este era su lugar: «El ambiente general del mercado laboral y las oportunidades económicas del país me parecieron muy buenas para un profesional de mi trayectoria, eso contribuyó a que eligiera México en lugar de otras opciones que había considerado».

Una vez allí, tocaba adaptarse. En lo laboral las diferencias son grandes: «México es un país con un potencial enorme, gigantesco. Hay muchísimo por hacer, para bien y para mal», relata. Explica después que el mercado laboral es mucho más dinámico que en España, que se parece más a Estados Unidos, pero que la protección al trabajador es menor. La desigualdad social es enorme y eso todo lo permea. Él, que sabe que su experiencia no es la de un mexicano medio, que está en una posición de privilegio, aplaude ese dinamismo laboral y constata que los sueldos para personas preparadas son mejores que en España en términos relativos y absolutos. Le gusta la mentalidad de crecer, de crear cosas nuevas del país, pero no se lleva tan bien con esa forma de estar en el mundo de los mexicanos sin decir que no. «Es una cultura no confrontacional y eso se traduce en el trabajo en que todo el mundo dice que sí a todo aún a sabiendas de que las cosas no están o no van a estar nunca». A él le resulta frustrante, tanto como las escasas vacaciones y festivos, una de las grandes añoranzas españolas.

En lo social también hay diferencias. La sociedad es más conservadora y se advierte, por ejemplo, en la incorporación de las mujeres al mundo laboral, un proceso aún en construcción. Le gusta la urbe que habita por razones múltiples: «Ciudad de México es bastante cosmopolita, con muchos extranjeros en algunas colonias y una mayor presencia de clase media que en otras zonas del país», señala. No es, pues, representiva de México. En todo caso, no es fácil meterse en círculos de amigos mexicanos y tampoco de expatriados, siempre de paso de un lugar a otro. «Mi novia, nos casamos en Asturias en agosto, también es expatriada, de Perú, y poco a poco vamos construyendo nuestro círculo».

«Asturias apenas ofrece oportunidad laborales atractivas, cada vez es una región más envejecida»

El país es pura belleza: «A nivel cultural e histórico es maravilloso», apunta, y añade que los mexicanos están orgulloso de su pasado. Habla maravillas de todos los museos de Ciudad de México desde el conocimiento de quien se confiesa un «friki de los museos» y también de cómo se viven las fiestas populares sean laicas o religiosas. Y siente, además, que los españoles somos bien recibidos. Eso sí, quede claro: «Eviten Cancún, no es México, es otra cosa».

Sostiene Jaime que la gastronomía mexicana está sobrevalorada en general: «Si vienes de turista por unos días es fantástica, pero cuando vives aquí te empiezas a dar cuenta de que no hay gran variedad en la comida del día a día, tacos y sus mil variantes y mucho picante».

Los grandes problemas de México –revela– son la corrupción, la inseguridad y la desigualdad. Hay algo que a Jaime le duele especialmente: «Hay una conciencia de que si tienes dinero puedes tratar a la gente mal», señala. Y en el otro bando, una conciencia de servidumbre y resignación que tampoco ayuda.

No está en sus planes volver más allá de la todavía lejana jubilación. «Lamentablemente Asturias apenas ofrece oportunidades laborales atractivas», dice quien desde el otro lado del océano ve su tierra con preocupación: «Cada vez es una región más envejecida y con menos perspectivas de futuro».

Jaime Rodríguez Trobajo

Socio Colaborador de CAXXI

El Comercio