«En la transición energética Asturias se está posicionando en nuevos modelos de negocio con proyectos concretos en actividades emergentes y de futuro»
La Fundación Asturianas de la Energía (FAEN) juega un papel principal en el camino de la transición energética que vive la región. Carlos García, su director, asegura que Asturias se está posicionando en los nuevos modelos de negocio con actividades emergentes y de futuro.
–Dentro del proceso de transición energética, ¿dónde se sitúa FAEN?
FAEN trabaja en varios niveles. Por un lado, asiste técnicamente a la administración regional y a las locales en todo lo referente a la consecución de un modelo energético más sostenible que permita descarbonizar la economía. Por otro, trata de informar y ayudar a los distintos sectores de actividad y a la ciudadanía sobre de que forman pueden contribuir a avanzar en este proceso y los beneficios que ello supone.
–¿Y cuál es la respuesta que obtienen?
Hay que tener en cuenta que este cambio es muy profundo y afecta especialmente a una región como la nuestra, con una historia minera e industrial muy fuerte. La minería del carbón supuso una gran generación de empleo y a ello se une que la producción eléctrica estaba basada en su mayor parte en fuentes fósiles, principalmente carbón. Además, el sector industrial asturiano dispone de empresas muy intensivas energéticamente y con dificultades para su descarbonización. Todo ello dibuja un panorama complejo donde se vislumbraban en un inicio más amenazas que oportunidades. Esta realidad ha ido cambiando a medida que se han ido planteando proyectos enfocados a este modelo más sostenible. Aunque inicialmente se sufrieron los efectos negativos de esta transición, con pérdida de actividad y empleo, actualmente podemos ser optimistas en cuanto que Asturias se está posicionando en nuevos modelos de negocio donde las oportunidades se materializan en proyectos concretos en actividades emergentes y de futuro. En este contexto, nuestra misión es, por un lado ayudar en lo posible tanto al sector público como al privado a favorecer este cambio basado en una mayor eficiencia energética y en la sustitución de fuentes fósiles por otras renovables y, por otro, dar una información veraz y contrastada a la sociedad, en un momento en el que también vemos mucho ruido mediático.
–¿De qué forma abordan este problema?
Tratamos de aportar información técnica, sin entrar en dogmatismos, y sin que nos mueva ningún interés económico o comercial. Estamos a disposición de las administraciones, de las empresas y de la ciudadanía en general para explicar cualquier aspecto relacionado con la energía que se les plantee, en un contexto donde surgen tecnologías poco conocidas o que son distintas a las tradicionales y que pueden plantear dudas que en algunas ocasiones dan lugar a inexactitudes y hasta bulos. Y pretendemos que esto llegue también a las personas más jóvenes, concienciándoles en la necesidad de ser más sostenibles. Para ello estamos desarrollando distintas iniciativas con el nexo común de utilizar las tecnologías digitales, que son los canales en los que más a gusto se encuentra ese colectivo.
–Centrándonos en sus principales actividades, ¿en qué están actualmente más centrados?
Me gustaría destacar tres líneas de trabajo entre todas las que estamos desarrollando. En primer lugar, estamos muy activos en impulsar la creación de comunidades energéticas locales. Es una iniciativa que persigue que el ciudadano se sitúe en el centro, que además de consumir pueda producir energía de forma colectiva. Es una forma de que todos seamos sujetos activos y no pasivos en este proceso. Son pequeños proyectos, fundamentales para que este proceso de transición energética arraigue en la sociedad y genere, además, actividad y empleo a escala local. En segundo lugar, el observatorio de transición justa. Este proceso ha de ser justo con las personas y los territorios. Por eso hemos habilitado un espacio, que aspiro que sea un punto de encuentro, donde se pueda monitorizar y hacer un seguimiento de todas las estrategias y planes que se están desarrollando en Asturias y, además, ofrecer información contrastada sobre todo ello. Se puede acceder a través de la página web www.otja.es Finalmente, tratamos de atraer inversión a Asturias mediante la participación en proyectos europeos en diversos programas. Estamos trabajando actualmente en 14 proyectos de estas características que abordan aspectos tales como la pobreza energética, el almacenamiento, la eficiencia energética, el reto social en la ejecución de proyectos o la inteligencia artificial, entre otros. Creemos que así estamos en la vanguardia del conocimiento y ayudamos a posicionar a las empresas asturianas como referencia a escala internacional.
–Cita el tema de las comunidades energéticas locales, ¿veremos en breve la creación de alguna de ellas?
Confiamos en que sea así. Nuestra labor es primero, explicar en que consisten y su funcionamiento. A partir de ahí y con aquellas personas o entidades que se interesen por ello, les asistimos tanto en aspectos técnicos como legales en la constitución de la comunidad. Finalmente, les acompañamos en todo el proceso para que transcurra de manera óptima. Ya tenemos varias iniciativas en las que estamos trabajando y esperamos que si no todas, varias fructifiquen a lo largo de 2025.
–Para finalizar, ¿son optimistas en FAEN en que cale su mensaje?
Somos optimistas siendo conscientes que al hablar de una transformación tan profunda, lleva tiempo tanto que cale el mensaje como que se desarrollen acciones concretas que lleven a descarbonizar nuestra economía y luchar así contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Es cierto que requiere conocimiento, inversión y determinación pero vemos un alineamiento entre lo público y lo privado para conseguirlo. Desde FAEN seguiremos apostando por ello y tratando de colaborar en lo posible.