Compartimos al entrevista a Adolfo Rivas, nuestro Socio de Honor (2022) y director de la Fundación Vinjoy.
Optimista patológico, guerrillero de lo social, dueño de una eterna sonrisa de pandillero juvenil que alegra sus ojos claros. Cercano, católico, doctor en Psicología, exiliado, cabezota, amable e intenso. Tiene el don de explicarse bien. Consigue que las distancias se acorten e incluso que las conversaciones acaben en confidencias, quizá porque ha tratado con gente con muchos problemas aunque a él esa gente era y es la que mejor le cae.
Adolfo Rivas (Baracaldo, 1963) tiene un sueño que a la vez es un objetivo: «Que Asturias no sea sólo un paraíso natural, si no que también sea un paraíso social». Desde la juventud se ha dedicado a la intervención socio educativa.
Nació en un barrio obrero de Baracaldo, concretamente el Pozo Kuetxe. Hijo de Adolfo, trabajador del metal ya fallecido, y Rosalina y hermano de Rosalina y José Manuel. De niño jugaba en los vagones de los trenes, «lanzábamos y hacíamos chapas fundiendo los cierres de plomo de los vagones y teníamos nuestra propia moneda, los cromos de futbolistas». «Tuve una niñez y adolescencia de barrio, muy feliz. Eran tiempos duros de pandillas pero los padres de mis amigos me querían porque ejercía buena influencia en sus hijos. De hecho, ahí empezó mi trabajo como educador social».
Ahí y porque su madre, siempre preocupada porque su hijo se perdiera en el mundo de las pandillas, le apuntó a actividades de la parroquia. «Yo no quería acercarme a la parroquia pero una vez que fui ya no salí de ahí».
Estudió Psicología en la Universidad del País Vasco y comenzó una carrera social muy vinculada a grupos cristianos donde por la época y el lugar le llevó a tener que irse del País Vasco. Había amenazas pero «a mi no me importaban aunque mis padres se empeñaron y me vine a Asturias». Era 1989.
Aquí en Oviedo se doctoró. Fue profesor de Religión en el instituto Monte Naranco y director en la Escuela Diocesana de Animación y Educación (EDAE), hasta que en 1997 el cura mierense Nicanor López Brugos le convenció para ser director de Vinjoy y Cáritas a la vez.
Lo demás ha sido trabajar por los que más lo necesitan. De hecho, se casó con una amiga –que primero – que se trajo de su barrio. Marisa Díaz, profesora de Conservatorio, con la que ha tenido dos hijos, Enrique y Pablo. «Somos muy felices, ella comparte mi militancia social y eso hace que disfrutemos de la vida a tope porque creo que merece la pena».
Adolfo define su trabajo desde una óptica cristiana. Es católico, «y los católicos tenemos la misericordia que une dos conceptos, la miseria y el corazón. La miseria es la injusticia y luchar contra ella es una bendición y una gran alegría porque la tristeza es no poder hacer nada».
Y termina con una máxima de vida: «No hay nadie en el mundo que sea más que yo, puede sonar prepotente, pero no hay nadie que sea menos que yo. Las personas siempre por delante».
Adolfo Rivas
Socio de Honor de CAXXI en 2022 y Director de la Fundación Vinjoy
Publicado el 03/04/2024 👉 El Comercio