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El Rural Tech ha desplegado una «malla» de experimentos tecnológicos en la zona, desde la creación de una comunidad energética con placas solares comunitarias para ensayar las posibilidades de autoabastecimiento de las aldeas, a la creación de un simulador climático para estudiar qué cultivos (en concreto, qué variante de fabas) serán más resistentes al cambio de temperaturas que se espera para los próximos años o, por ejemplo, nuevos sistemas de trazabililidad alimentaria (en este caso para el sector sidrero) usando la tecnología blockchain, la misma que se utiliza para garantizar la seguridad del sistema de criptomonedas. También ensayan con las posibilidades que tienen las nuevas tecnologías para recoger y difundir la cultura y los saberes campesinos, o con el uso de sensores digitales para la recogida masiva de datos que, tras su tratamiento, servirán para mejorar la gestión de las huertas, el manejo del ganado o los recursos forestales, para frenar en este último caso los incendios.

Doce investigadores trabajan en el CTIC Rural Tech de Peón y su actividad tiene también una clara vocación demostrativa: abrir nuevos caminos hacia el mundo digital por los que luego se decidan a transitar otros pueblos y aldeas de Asturias que se acerquen a conocer lo que ya es una realidad en Arroes, Peón y Candanal y quieran sumarse al desarrollo de esos nuevos «territorios inteligentes».

Con el Rural Tech –ubicado en lo que en su momento fuera la Escuela de Agricultura de Peón, un centro de formación visionario apadrinado en 1920 por el indiano Ramón Álvarez de Arriba– el CTIC sigue una de las líneas medulares de actuación en estas dos décadas: la vinculación con el territorio y su vocación de contribuir a su desarrollo gracias a la digitalización de la actividad económica. El centro de Peón es el último en incorporarse a la vida de una fundación que nació y que tiene su sede principal en el Parque Tecnológico de Gijón, donde trabajan unas sesenta personas más. Además, cuentan con oficinas en Cangas del Narcea, Tineo, Llanes, Avilés y personal destacado en Mieres.

Porque CTIC se ha cuidado desde su origen de contribuir a la aplicación de los desarrollos tecnológicos gracias a su colaboración con numerosas empresas asturianas. Los especialistas del centro han asesorado a distintas compañías en la implantación de procesos para la llamada Industria 4.0, en la implementación de nuevas tecnologías de la salud, el bienestar y el envejecimiento activo y en el aprovechamiento de la nueva economía que está abriendo el análisis masivos de datos (big data) y los programas de inteligencia artificial.

De hecho, aproximadamente el 45 por ciento de la financiación del CTIC proviene de esa colaboración empresarial. Otro 45% llega a través de la participación en proyectos competitivos de la Unión Europea. Son el principal receptor en Asturias del programa Horizon Europa, con más de 4,1 millones recibidos en el actual marco financiero. En la actualidad desarrollan 12 proyectos con financiación de la UE.

Además, el CTIC es también la sede para España y Latinoamérica de W3C, el consorcio internacional que genera recomendaciones y estándares que aseguran el crecimiento de internet a largo plazo.