Para reconfigurar nuestro futuro como sociedad y sobrevivir emocional y económicamente nos necesitamos juntos y bien organizados
“Todo lo que el hombre puede ganar al juego de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo…” con esta frase de Albert Camus comienza la reflexión que muchos de nosotros tenemos en nuestro interior. Mientras vivimos esta hibernación en la que hemos amanecido sumergidos en una pesadilla de la que no conseguimos despertar, nos preguntamos ¿qué vamos a hacer como sociedad para resurgir de nuestras cenizas?
Todo aquel que crea que debemos vivir, sin más, dejándonos llevar por la corriente, debe comenzar a pensar que nosotros somos la corriente. Este virus va a obligarnos, una vez pasemos el confinamiento del luto a distancia, pero lleno de profundas emociones, a reconfigurar nuestro futuro como sociedad. Va a ser el que nos abra los ojos a la realidad del mundo en que vivimos, un mundo que se revela contra las corrientes fáciles, contra los postureos, contra la falta de comunicación y transparencia, contra la intolerancia. Ante este nuevo escenario nos necesitamos cerca y bien organizados para sobrevivir emocional y económicamente.
Pensemos durante un momento qué va a ser de nosotros después, cómo van a ser nuestras vidas, cómo cambiarán nuestras prioridades, ¿será una crisis más? ¿un mal sueño que contaremos a nuestros nietos como hicieron nuestros abuelos contándonos sus historias de la guerra y la posguerra? ¿Una época sobre la que se harán camisetas y pegatinas? o ¿cambiará nuestra forma de consumir y valorar los costes reales de los productos? ¿Despertarán conciencias? ¿quedarán retratados los irresponsables? ¿valoraremos a los profesionales, a los innovadores, a los valientes…?
Los gobiernos, más allá de establecer fechas de recuerdo a las víctimas ¿crearán una nueva corriente? ¿productos sanitarios de producción local para nuestro sistema sanitario? ¿campañas de promoción de nuestras marcas de producción local? ¿ventajas fiscales para las empresas que compren a estas marcas de producción local y para los valientes autónomos que mantengan sus negocios? ¿Se incentivará económicamente a quienes apuesten por nuestro territorio?
No puedo evitar pensar en todas estas ideas que pasan por nuestras mentes: ¿No será entonces el momento de una transición de consumo responsable justo en Asturias, en España, en Europa?
En Asturias se ha creado una consejería de Ciencia, Innovación y Universidad. Es la primera vez que tenemos una estructura administrativa creada en el momento justo para enfocar los esfuerzos hacia la salud y la innovación y con la incorporación de la Universidad. Y vemos como ya está dando sus frutos. Aprovechemos esta ventaja que tenemos, ya que alguien había pensado que esto era necesario, apostemos todos juntos por esta iniciativa. Hemos visto como la Consejería ha activado varias herramientas para coordinar la actuación de investigadores, voluntarios, empresas, etc. Debemos sentirnos orgullosos del trabajo que se está haciendo, de estos esfuerzos, de haber pensado y planificado desde Asturias, de apoyar proyectos de innovación como la creación de un respirador completamente en 3 dimensiones y de haber sido pioneros. Bien hecho desde Asturias.
Para pensar en nuevas ideas debemos adelantarnos a las nuevas necesidades. Tendremos que pensar en la forma de monitorizar de forma masiva y en tiempo real la salud de nuestros mayores, trabajadores, espacios colectivos de reunión, etc. Toda inversión en investigación y desarrollo relacionada con la salud tendrá recorrido. Los sistemas de medición y control de la temperatura y su traslado con geolocalización en tiempo real, serán la forma de predecir las necesidades de materiales y garantizar la seguridad de los espacios colectivos.
Estamos viendo como desde ahora, no será una moda pasajera, tendremos que utilizar sistemas de protección en nuestra vida cotidiana y durante un largo periodo de tiempo y medidas de higiene continuas en toda actividad que implique estar con otros. Estos productos exigirán de la producción y abastecimiento de envases y materia prima que hasta ahora no representaban una demanda representativa, ahora lo será. Pensemos cómo podemos afrontar la producción dentro de una economía circular de estos productos en nuestra región.
En el año 2019 murieron en nuestro país 6.300 personas del virus de la gripe. ¿no eran los más pequeños los que mayoritariamente portaban el virus y se lo pasaban a sus padres y a sus abuelos? ¿no podrían estas medidas aliviar otros problemas de salud que estaban normalizados en nuestra sociedad?
La tecnología está siendo nuestra válvula de escape, la usamos como elemento básico para el teletrabajo, tele estudio y tele ocio. Se ha convertido en un producto básico, como lo es el pan o la información que nos llega a través de la conexión digital. Debemos conseguir que las zonas despobladas dispongan de conexiones óptimas para ofrecer la posibilidad de trabajar desde zonas rurales y alejadas. ¿A cuántos de nosotros nos gustaría estar ahora en nuestros pueblos o en esas zonas rurales con amplios espacios donde respirar aire puro? ¿no se podría facilitar el uso y aprovechamiento de espacios en zonas rurales si estuviesen bien comunicados con banda ancha?
Me pregunto qué va a pasar con el pequeño comercio. En las ciudades debería aplicarse un plan de emergencia para el pequeño comercio, este debería ser uno de los focos prioritarios de los municipios. Cada barrio tiene un número de restaurantes, tiendas y locales que veremos cerrados, vacíos y generarán problemas de seguridad y la sensación de frialdad en nuestras calles. ¿No será mejor tratar de fomentar el pequeño comercio con ventajas fiscales para los valientes autónomos que tratan de mantener estos espacios comerciales abiertos y con actividad a pesar de las dificultades? ¿Sería posible pensar en barrios coordinados desde la ciudadanía que nos digan qué comercio falta en mi barrio y qué comercios debemos proteger en nuestros barrios? Debemos comenzar a hablar de espacios protegidos para el pequeño comercio. Desde Asturias debemos hacerlo.
Me pregunto cómo nos tendremos que adaptar a los cambios en la manera de consumir cuando todo esto pase. ¿Nos convertiremos en asturianos más nórdicos? o por el contrario ¿tendremos una explosión de vida en la calle después de la obligada cuarentena que padecemos?.
Qué va a pasar con el turismo. ¿Vendrá para quedarse el concepto de turismo de interior? Apostaremos por nuestro campo, nuestra gastronomía y nuestros espacios naturales con responsabilidad. ¿crearemos la aplicación que centralice el conocimiento de lo que tenemos dentro de Asturias? Potenciaremos un turismo de experiencias reales: visitando las cuevas de queso Cabrales, las rutas en Redes donde se elabora el queso Casín mientras se practican actividades al aire libre, se crearán bosques terapéuticos a lo japonés, se dará más valor al turismo que podemos ofrecer en Asturias: gastro senderismo sostenible. ¿seremos capaces de crear una comunidad que lidere este movimiento? ¿nos abriremos para integrar el turismo de calidad dentro del sector de las autocaravanas? Desde Asturias podemos hacerlo.
Lo que está claro es que en los meses que se avecinan, cambiará el mundo tal y como lo conocíamos hasta ahora. Seamos valientes. Apoyemos nuevas iniciativas. Porque aquí no hay colores, no deben primar los intereses particulares, sólo nos jugamos nuestro futuro, el futuro de Asturias.
Reyes Ceñal
Directora de Compromiso Asturias XXI
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