¿Qué pasaría en el Nalón y en el centro de Asturias con unas lluvias intensas como las que inundaron media España?
Los desastres producidos durante las lluvias de los días pasados, al tener que desembolsar a la máxima capacidad de desagüe simultáneamente a una lluvia intensa en toda la cuenca, nos recordaron un problema que afecta a la del Nalón.
Este artículo está escrito desde la creencia en la buena calidad de la planificación hidráulica vigente y, en consecuencia, del conocimiento por parte de los gestores de lo que sucederá en cada escenario. Como ese conocimiento no lo tenemos los ciudadanos, frecuentemente envueltos en relatos, pedimos que se deseche la publicidad para que, con toda claridad, sinceridad y concreción no exenta de crudeza si es necesaria, se nos responda a las siguientes preguntas que afectan a nuestras personas y bienes:
–¿Cuál será la afección en todas y cada una de las zonas de la cuenca del Nalón a consecuencia de la mayor riada prevista, si a ella se le suma el aumento de caudal producido por los 737 m3 / seg. que suelta el aliviadero de la presa de Tanes?
–¿Si la capacidad de laminar avenidas derivada de la construcción de la presa de Caleao (prevista anteriormente y desechada en 2020) que hubiera podido almacenar hasta 33,42 hectómetros cúbicos de agua ) un volumen similar al del pantano de Tanes, que puede retener hasta 33,28) mejoraría la afección por inundaciones a las zonas aguas abajo?
–¿Cuáles han sido los resultados de los análisis realizados antes de desechar Caleao y en qué medida se ha justificado la irrelevancia de este aspecto regulador?
Ello es importante tanto para la seguridad de los ciudadanos afectados, como para el porvenir de una sociedad humana que (no muy distinta a las demás animales) siempre se desarrolló próxima al agua.
Desde la más remota antigüedad el humano aprovechó el agua y se defendió de ella, por eso desde hace mucho tiempo se llegó a la solución de construir grandes embalses hiperanuales capaces, tanto de acumular en las épocas de grandes lluvias para tener agua durante una sucesión de varios años secos, como, a la inversa, para poder retener el agua y laminar las riadas en épocas de grandes lluvias, tales como las recientes en España, país en el que, desde los años 40 del siglo pasado, se construyeron unos 1.000 embalses para afrontar nuestra irregular pluviometría. Ello es fruto de una tradición muy antigua que retomó don Joaquín Costa y que cambió con la llegada al poder del señor Rodríguez Zapatero, al imponerse por parte de las autoridades los nuevos paradigmas que defienden la naturalización de los ríos, por lo que se prioriza su libertad frente al peligro de las inundaciones y a las ventajas de un suministro de aguas estable y seguro. Ello llevó, durante los últimos años, a España a derribar más de 500 presas: récord absoluto europeo.
El centro de Asturias está vertebrado por la Cuenca del Nalón, que marcó nuestra civilización. No nos vamos a explayar en la historia del aprovechamiento de sus aguas y en la evolución de la defensa contra las riadas, que siempre se concilió con la de la vida en los propios ríos.
Durante los últimos años la gestión de los abastecimientos y saneamientos se desarrolla principalmente a través de las aguas del embalse de Tanes y del aprovechamiento de parte de las aguas del Narcea por medio de la tubería antes totalmente utilizada por Arcelor. Y el futuro se prevé una serie de alternativas contenidas en la planificación vigente, entre las que se incluye la depuración y uso de aguas residuales en la medida requerida: por ejemplo para la industria. Esa estrategia se fundamente en un análisis de las necesidades que hace suficiente al sistema para las nuevas demandas urbanas, así como de las industrias que nazcan tras considerar las desaparecidas. En los estudios varios se consideraron también otras alternativas (que físicamente estén ahí) tales como el proyecto de una tubería que transportará agua desde la cabecera del río Navia a Oviedo, así como la otra prevista que busca abastecer de agua potable a parte de la zona central y a la oriental de Asturias.
No nos vamos a explayar en ello porque no viene al caso: sí en el suprimido embalse de Caleao, previsto en 1992, que en los 2000 tenía financiación, que podía corregir los déficits hidráulicos del centro de Asturias y que, a la vez, mejoraba la regulación de la cuenca. Más tarde cambió el entorno político, predominaron otra visión de la gestión de los ríos, así como otros intereses. Ello dio lugar a campañas de presión. Por ello en 2020 se desistió del embalse fundamentándose en su falta de necesidad.
Para tomar esta decisión se supone que se consideraron tanto cuál es la cantidad máxima de población a abastecer, como la demanda de futuras industrias, comparándola con la capacidad del sistema previsto, así como también los precios que resultarían. Ello es importante si aparecen nuevas industrias (nos acordamos por ejemplo de Ionway , que la necesitara a mansalva) que generen necesidades. Lo es porque en este mundo nada es gratis.
Además la desaparición de Caleao tiene otro presunto efecto sobre las poblaciones distribuidas por toda la cuenca. El embalse de Tanes tiene muy escasa capacidad de regulación, pero el aliviadero está diseñada para desaguar la avenida de 1000 años procedente de la cuenca aguas arriba de él. Esos años no son un imposible (la de la reciente dana de Valenciqa anduvo entre los 400 y los 1.000) y en ese caso llegaría una cantidad muy superior a las máximas aliviadas hasta ahora con elevaciones en el río ya muy significativas. Por eso a todos nos interesa conocer lo que sucederá desde Laviana y Sotrondio hasta la mar, tras pasar por Ribera de Arriba, Bueño, Pravia…
De ahí nuestras preguntas que deberían ser contestadas con datos, y no con relatos, y ello para conocer:
–Nuestras posibilidades de poder beber en el futuro.
–Nuestra futura seguridad.
Y también por la propia existencia de nuestra democracia, pues ella se cimienta en dos bases:
Una, que todos debemos obedecer las leyes vigentes dictadas por nuestros gobernantes, legítimamente elegidos.
Otra, que esos gobernantes deben informar clara, veraz y completamente acerca de todos los problemas que afecten a los ciudadanos para que estos puedan decidir racionalmente sobre datos fiables y no desde sesgada publicidad.
Si los ciudadanos no acatan al poder legítimo o los gobernantes no acatan la verdad, el sistema muere.