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Artículo de opinión de Arcadio Gutiérrez Zapico, coordinador del Think Tank Energía e Infraestructuras

Llevamos semanas escuchando y leyendo noticias sobre las inversiones industriales en España y en concreto sobre las que impactan en Asturias, y siendo un tema de gran relevancia para nuestro país y región, creemos importante reflexionar sobre el mismo en Compromiso Asturias XXI (CAXXI) y en concreto en su Think Tank de Energía e Infraestructuras. El primer aspecto sobre el que nos parece hay que reflexionar es el relativo a los precios de la energía, sin duda fundamental para la competitividad y el desarrollo industrial. La crisis energética, desencadenada con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, provocó importantes subidas de los mismos en toda la UE ya a partir de la segunda mitad de 2021. Para atajar la situación y evitar situaciones similares a futuro, Europa comenzó un proceso de remodelación del mercado de la electricidad que, entre otros objetivos, ha buscado dotar de mayor estabilidad a los precios a través de mecanismos como los contratos a largo plazo.

El pasado mes de diciembre, el Consejo y el Parlamento europeos alcanzaron un acuerdo político provisional sobre la reforma, y que previsiblemente se publicará en mayo. Uno de los principales escollos hasta su aprobación, surgió a propósito de la aplicación de los contratos por diferencia (también conocidos como CfD) mediante los cuales, un Estado puede acordar un precio estable por la compraventa de electricidad en un plazo fijo con un generador y después se devuelva la diferencia automáticamente en función de si el precio final ha sido más alto o más bajo de lo pactado.
Francia, con un amplio parque nuclear, quería aplicar ese esquema a las centrales nucleares actualmente operativas, pero Alemania temía que esto pudiera funcionar como una ayuda de Estado para la industria gala. Los ministros de energía de los Estados miembros pactaron finalmente un enfoque común en octubre, de forma que los CfD se puedan aplicar a todas las nuevas instalaciones de generación, así como para aquellas que amplíen su capacidad o extiendan su vida útil, independientemente de si se refiere a plantas nucleares u otras tecnologías. Sin embargo, esos contratos no se aplicarán de forma automática a las plantas existentes, sino que tendrán que obtener el visto bueno de la Comisión Europea, que los analizará en virtud del régimen de ayudas de Estado.

Esto nos lleva a hablar también de lo que ocurre internamente en la UE y sus países miembro. España cuenta con precios más bajos de la electricidad en el mercado mayorista. Sin embargo, aunque otros países tienen precios de partida superiores, cuentan con incentivos que les dan cierta ventaja: desde ayudas específicas a la industria – caso de Alemania – a rebajas en los precios finales que paga la industria – caso de Francia con la tarifa Arenh, vinculada a la energía nuclear, y que tiene fecha de vencimiento en 2025 (aunque ya se está negociando la siguiente). Tampoco podemos dejar de mencionar otros aspectos, como los diferentes conceptos (peajes, impuestos…) que componen el precio final en cada país, y que en el caso de España representan una parte importante del precio final.

Esto afecta de manera muy relevante a las decisiones de inversión que toman las grandes empresas y por ende a sus cadenas de valor que son en general pymes locales, con el enorme impacto que ello conlleva. Un ejemplo, parece lo estamos viendo estas últimas semanas con las decisiones de inversión que la siderúrgica Arcelor Mittal está tomando. Aunque desconocemos los detalles de los acuerdos alcanzados en Dunkerque (Francia), todo apunta a que son bastantes favorables y un claro ejemplo de la importancia de contar con precios estables y competitivos a largo plazo.
Este caso podría ser, además, el primer banco de prueba para ver si la mencionada reforma del mercado de electricidad es eficaz. Los CfD, como se ha comentado y reclamó Francia durante las negociaciones, se podrán aplicar a las nucleares. Cómo se supervisa y aprueba la aplicación de este mecanismo, caso por caso, por parte de la Comisión Europea será fundamental para que no se desnivele el campo de juego.

Un segundo aspecto que nos gustaría mencionar, y sobre el que hay que poner mucha atención es sobre la política o estrategia industrial europea. Los números indican una disminución en las últimas décadas del peso industrial en el PIB, en la UE en su conjunto y en varios países en particular, llegando en algún caso a disminuir hasta un 5%. Esto demuestra que algo no se está haciendo correctamente, más aún cuando la crisis energética afectó de manera mucho más severa precisamente en Europa. Como un primer punto de énfasis, es importante revisar, adecuar y sobre todo enfatizar todos los aspectos relacionados con el desarrollo industrial en nuestra zona, y por ende en nuestro país y región.
En un entorno global en el que los competidores no son solo los vecinos más próximos, sino también grandes conglomerados y países muy potentes, sería un error pensar que el mercado permanecerá neutral ante los cambios de oferta y demanda. Sólo tenemos que mirar a EE. UU, China e India con ejemplos de cómo los entornos públicos y privados se han puesto de acuerdo para defender sus intereses. Esto nos lleva a un segundo punto: veamos esta casuística como una oportunidad o un riesgo global, y no como un tema de ciudad o región. Es bueno que la UE haya reconocido la importancia de contar con una política industrial, y se haya puesto manos a la obra (con el Plan Industrial del Pacto Verde) y otros instrumentos como el CBAM, que entre otros aspectos tratan de conseguir que haya un campo de juego igualitario. Habrá que seguir muy de cerca su desarrollo.
Este año 2024 va a ser clave para terminar de definir qué esquema de política industrial queremos en Europa, para poder superar con éxito nuestras vulnerabilidades y dependencias. España deberá defender aquel que mejor refleje sus objetivos e intereses. Estas decisiones van a contar con dos importantes inputs: los informes sobre el Mercado Único y sobre Competitividad que están elaborando, respectivamente, los exministros italianos Enrico Letta y Mario Draghi. Éstos deberán servir para, entre otros temas, reflexionar sobre las prácticas de ayudas de Estado, el enfoque regulatorio europeo, y el modo en el que la UE viene ayudando a sus empresas (vs otros modelos como el americano), y establecer los mimbres para impulsar la creación de la Unión de los Mercados de Capital. En un entorno de grandes competencias a nivel global, esto sin duda, haría más fuerte a la UE.
Ciñéndonos a nuestra región, creemos que las grandes empresas que tenemos instaladas en Asturias, unas locales y otras extranjeras, han demostrado su compromiso con el desarrollo de la región y sus ciudadanos. Los entes públicos deben de facilitar que esto continue siendo así, huyendo del ruido mediático, y buscando el acercamiento público- privado. Esto nos ayudará a liderar el proceso de sostenibilidad, atraer y retener el talento, invertir en I+D, generar puestos de trabajo de alto valor añadido, y unos salarios que están demostrado ser claramente más altos en estos sectores industriales que en otros. Es decir, contribuir a lo que tanto se habla (y menos se hace) a mejorar el estado de bienestar de nuestra área común, país y región.

En estos momentos de turbulencia, conviene poner el foco en el medio y largo plazo, porque las inversiones industriales – y esa es otra característica muy positiva- son de muchísima envergadura y se planifican para una rentabilidad en el medio y largo plazo. Es por eso, que han de combinarse los aspectos de (capex) inversión en capital y de (opex) coste de operación. De poco vale invertir barato si luego el producto o servicio sale muy caro y, viceversa, si la inversión es poco atractiva y crea una dificultad en el proyecto que suele acabar en su rechazo por parte de quienes han de tomar la decisión. Tengámoslo en cuanta también.

Arcadio Gutiérrez Zapico Coordinador TT  Energía e Infraestructuras y Socio colaborador CAXXIThink Tank Energía e Infraestructuras

Publicado el 12/03/2024 👉 LNE