En los primeros meses del 2020 se va a culminar la fase de construcción de la Central Termosolar de Torre de Concentración en la región de Antofagasta (Chile). Este proyecto de carácter singular para América Latina, tanto por la propia altura de la torre (245 metros) como por la compleja tecnología que genera sus 110 Mw de potencia, vienen a representar un paso más en el modelo de transición energética del país.
Es importante mencionar que este proyecto está siendo desarrollado por ingenierías españolas, y cuenta de una gran presencia de empresas asturianas. El proyecto lo financia un capital inversor de origen estadounidense. Este fondo de inversión tiene decidida su estrategia en este tipo de negocio basada en las energías renovables y, por ello, ya ha confirmado su interés en un nuevo proyecto de mayor potencia de generación. El coste de inversión es bastante elevado (2.400 millones de dólares).
También cabe decir que, a lo largo de estos meses de desarrollo del proyecto han acontecido muchas vicisitudes, desde que se emprende un proyecto hasta que se termina hay gran cantidad de situaciones que se deben de ir solucionando, pero lo importante es tomar las decisiones y acometerlas de forma decidida. Este ha sido uno de esos casos lleno de muchos imprevistos. Ahora bien, la parte fundamental ha sido y es sin duda la inversión. Podemos tener una buena idea, un buen plan de negocios y todas las circunstancias idóneas para poder realizar cualquier tipo de proyecto, pero si no se dispone del capital inversor para acometerlo será difícil afrontar dicho proyecto.
Y a qué viene todo esto. Ahora mismo estamos en Asturias enfrentándonos hacia un cambio de modelo importante. Todos los indicadores han dicho que nos vendrá un escenario difícil. Diversos factores indican que vamos hacia un futuro de inestabilidad, decrecimiento y ralentización de la económica. Todos los sectores de la sociedad vienen permanentemente hablando de ello y quizás muchos de estos sectores tanto empresariales,
como agentes sociales, políticos, sindicales y académicos sepan dar alguna
solución ante estos problemas. Es necesario crear el clima de unidad, cohesión y fuerza emprendedora.
Hace poco, el gobierno del Principado ha enviado a la Unión Europea una relación de 50 proyectos, agrupados en diferentes líneas de negocio; en sectores de la energía como la geotermia, biomasa, la biotecnología o la biomedicina, e incluso en el sector de las tecnológicas o con la conectividad de las ciudades, movilidad, etc.; con el fin de obtener algunas subvenciones. No obstante, para estos posibles proyectos los costes de inversión son inferiores a las que se van a realizar en un único proyecto para la termosolar mencionada. Posiblemente, sean grandes ideas y quizás cada uno de esos proyectos sea la mejor de las ideas; además, casi seguro que podrían surgir muchas más.
Me temo que, aunque siempre estemos hablando del talento, del potencial que hay, del carácter emprendedor, de que somos capaces de sacar muchas cosas adelante, nos vamos a encontrar otra vez más en que nos quedamos a medias. Y lo digo porque, si cada proyecto no va acompañado del plan de negocios debidamente elaborado y respaldado financieramente puede que no sea posible llevarlo a buen término. Podremos poner todo el conocimiento para ejecutar el proyecto, podremos ser capaces de sacar adelante todos los posibles imprevistos, pero sin el capital inversor detrás no será posible realizar nada.
Actualmente, no sabemos si tenemos adecuados planes de negocios, o si contamos con el suficiente capital de riesgo inversor necesario. Nos pueden dar muchas subvenciones a nivel europeo, pero lo importante, lo principal, es articular planes de negocios completos y potentes que permitan atraer el necesario capital riesgo inversor, además de la estrategia empresarial concretada y, obviamente, tener claramente definidos los sponsors o patrocinadores, siendo muy relevante que todos los interesados involucrados, agentes sociales, empresariales y políticos estén alineados con los proyectos elegidos. De las iniciativas o propuestas de proyectos que se trasladaron hace varios meses en algunos de los centros establecidos para tal fin de la Unión Europea, de momento seguimos a la espera de noticias positivas. Posiblemente, haya que esperar
bastante tiempo para ver qué proyectos o líneas de inversión serán seleccionadas. Pero la cuestión es que damos por hecho que se han realizado considerando que son perfectamente válidos y necesarios para abordar un verdadero cambio en el modelo económico de Asturias y lo que nos hemos de dar cuenta es que sin el capital inversor oportuno y un correcto plan de negocio nos podemos encontrar sin dicha financiación europea y sin proyectos. Quizás se queden cojos todos los esfuerzos si los proyectos no han sido estudiados desde todas las partes; en la gestión de proyectos se debe analizar desde su inicio teniendo en cuenta los stakeholders o interesados. Cabe decir que, las empresas que vienen participando en diferentes mesas de trabajo junto con la Administración del Principado no son empresas nítidamente inversoras, ni mucho menos empresas de capital riesgo o fondos de inversión; es por ello que, debemos pensar en la necesidad de buscar entidades privadas que apuesten por los proyectos.
En el informe del año 2019 elaborado por la Asociación Española de Capital Riesgo, ASCRI, se indica que solamente se invirtieron 14 millones de euros en el 2018, aunque sin detallar el sector donde se ha invertido; otras regiones han tenido un mayor interés inversor. Sin duda, es significativa esta situación. Es cuestión, sin duda, de evaluar si el sector económico privado considera atractivo que estos proyectos resulten
de interés y se puedan crear alianzas público-privadas.
Por tanto, se debe de partir poniendo en valor estos proyectos para que sean los grupos inversores los que se interesen por estas iniciativas, esta alianza público-privada deberá de ser adecuada para obtener el interés de la Unión Europea como parte importante de dicha estrategia, el objetivo final es que se puedan aceptar los proyectos propuestos y se reciban las ayudas previstas. Hace poco se daba la noticia de que se creaba la oficina de atracción de inversiones empresariales, aunque puede ser, a priori, otra entidad más dentro de la extensa red de entidades públicas. Nos deberíamos plantear si cumple su objetivo de atraer empresas de capital riesgos o fondos de inversión privados que apuesten por llevar a cabo estos proyectos. Si fuera así, pues bienvenida sea. Deberemos ver el balance final y si, además, se cumplirá con este objetivo.
Por otro lado, estos días el IDEPA ha publicado en la prensa información en la que resalta 579 proyectos con más de 115 millones de inversión, promovidas por subvenciones a través de 16 convocatorias asignadas con fondos del Principado para favorecer la creación, el crecimiento, la inversión, la innovación y la internacionalización de las empresas asturianas. Así como, otros tres tipos de convocatorias con ayudas a la inversión con fondos procedentes de la Administración General del Estado. Es muy significativo el esfuerzo de la Administración pública en ayudas a proyectos de innovación, de inversión, de internacionalización y de emprendimiento, aunque probablemente nos quedemos en un bajo nivel de creación de empleo ya que estas iniciativas permitieron la creación de 328 nuevos puestos de trabajo y el mantenimiento o consolidación de otros 3.664 empleos.
La administración y las entidades empresariales deberán ser responsables de que esto funcione y, ni que decir tiene, que debemos de obtener una adecuada rentabilidad en el más breve tiempo posible, la falta de atracción del capital inversor y la falta de cultura en este tipo de modelo de negocio hace que esto sea un reto en sí mismo.
MIGUEL COMINO LÓPEZ
Ingeniería Mecánica. QA/QC Site Manager ACCIONA (Chile)
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