Los fines de semana en nuestra querida Asturias dan para mucho. Quien nunca haya cogido una pequeña mochila y una “cachava” para adentrase un sábado o domingo cualquiera y caminar por las increíbles rutas de la montaña o la costa asturianas no sabe bien lo que se pierde. Estas jornadas de naturaleza, paisaje, camino y paisanaje son una bendición para los sentidos y, también especialmente, para la reflexión. Reflexionar sobre las riquezas del Principado, nuestra querida tierra, es -sin duda- un buen ejercicio. Pensar en la importancia de mantener intacto nuestro entorno sin por ello dejar de abrazar el avance imparable de la tecnología y de las nuevas fuentes de energía es importante; como también lo es pensar en que el futuro de Asturias se construyó, se construye y se construirá sobre el pilar de las empresas y los empresarios que siempre han estado “a la altura” para impulsar la riqueza de nuestra tierra y, con ella, generar puestos de trabajo, pagar impuestos y proporcionar a nuestros jóvenes la oportunidad de quedarse aquí: en su casa, en donde los paseos no tienen que hacerse necesariamente sobre asfalto… Recorrer cualquier camino de nuestro paisaje es siempre buen momento para enorgullecerse de nuestras empresas. Recordar aquel barco inmenso construido por Armón o Gondán y que vimos navegar en el Mediterráneo, coger un avión en cualquier aeropuerto del mundo y ver el “Made in Asturias” en la pasarela de acceso, maravillarse con una central eléctrica edificada por Duro Felguera en Iberoamérica o un “mar de cristal” sostenible en pleno desierto africano obra de TSK. Pensar en la mejor Asturias de las empresas y de la industria no está en absoluto reñido con la belleza de nuestro Principado, un territorio que en el futuro debe seguir siendo empresarial o, sencillamente, no será. 16 Pero junto a las empresas que cada mañana “levantan” la persiana en nuestro Paraíso Natural, en ocasiones aparecen otras empresas, que son proyectos colectivos, muy de Asturias, muy de los asturianos y que son oportunidades para poner en valor todo lo bueno que tenemos que es mucho y, sobre todo, catalizan los esfuerzos colectivos en pos de un reto común que nos hace a todos mejores y que nos sitúa en el mapa de las Comunidades punteras en lo que verdaderamente es valioso.
“La Capitalidad Europea de la Cultura, es un reto profundamente ilusionante para todos los que queremos bien a nuestra tierra. Un reto que es cultura, que es riqueza, que es actividad económica, que puede trascender a las nuevas generaciones si somos capaces de aunar las inmensas capacidades que tenemos como pueblo y unir nuestros esfuerzos en una nueva empresa común”
Os hablo de la “empresa común” que es la Capitalidad Europea de la Cultura, un reto nada fácil pero profundamente ilusionante para todos los que queremos bien a nuestra tierra. Un reto que es cultura, que es riqueza, que es actividad económica, un reto que puede trascender a las nuevas generaciones de asturianas y asturianos si somos capaces de aunar las inmensas capacidades que tenemos como pueblo y unir nuestros esfuerzos en una nueva empresa común. Este próximo fin de semana, volveré a coger mi mochila y, “cachava” en mano, recorreré otro trocito de nuestro maravilloso paisaje, pensando en lo importante que sería que la Ciudad de Oviedo y, con ella, Asturias entera consigan esta nueva “empresa” que nos sitúe en la vanguardia de una Europa que necesita -ahora más que nunca- las mejores referencias. Ojalá sea así y logremos caminar juntos y levantar esta empresa que es y será de todos.