Marcos Tamargo, socio colaborador de CAXXI y artista pionero de la técnica MoveArt, mantiene su esencia con una clara influencia de la industria de la zona oeste de Gijón en sus trabajos.
Pasó su infancia en La Calzada y regresó con 25 años para asentarse en un estudio en el que ya lleva trabajando más de tres lustros y que ha consolidado como su base. Tuvo una etapa artística en la que creó desde Kenia o Nueva York. Y aunque aún mantiene un pequeño almacén en Miami, la esencia y el peso de las obras del artista plástico Marcos Tamargo ven la luz desde su rincón de Gijón, en el barrio de La Calzada. «Para mí es muy importante tener ese arraigo, con mi niñez y mis recuerdos, con un entorno en el que todo el mundo se conoce, y que además me permite estar muy cerca de mi familia», subraya el reconocido artista, padre de dos hijos, mellizos, que son los que le han cambiado también un poco su rutina. «Antes me iba a una feria o proyecto tres meses y me volvía para estar unos días por aquí. Ahora es al revés, me escapo periodos cortos de una semana y enseguida estoy en Gijón para seguir creando», explica.
Su línea de trabajo se basa en «pintura muy matérica». Algo que se refleja en los materiales que utiliza. «Son los que encuentro por aquí», resalta, antes de resaltar el nexo que había, por ejemplo, entre La Calzada y Estados Unidos. «En mi pintura, la parte industrial siempre tuvo mucho que ver y nació aquí en La Calzada. Cuando vivía en Nueva York siempre iba a pintar el Rust Belt, la zona industrial del Norte de Estados Unidos, porque todo me viene de aquí, de esa parte industrial», detalla.
Aunque tras el nacimiento de sus dos hijos Tamargo se sumergió en una serie de obras en las que el color ganaba protagonismo, de nuevo este gijonés ha retornado a la tónica en la que más se identifican sus obras. «Volví a los blancos y negros, de las nieblas de Asturias, del Norte», subraya Tamargo, que acaba de participar en las ferias de arte de Nueva York, Estocolmo, Ámsterdam y Madrid, y que de aquí a final de año irá a las de Hamburgo y Miami. «Prácticamente todos los viajes que estoy haciendo me coinciden con paisajes de nieve o niebla, con un poco de semejanza con Asturias. Utilizo materias del origen y del destino, por eso también utilizo las de Nueva York, haciendo un poco de paralelismo entre las dos tierras», destaca.
Y si también por algo se le conoce a Marcos Tamargo es por la técnica del MoveArt. «Consiste en ver dos obras bajo en el mismo soporte, una con luz natural y otra en la oscuridad», comenta, antes de referirse a la serie en la que aparecen las galardonadas con el Premio Nobel, quizás la pieza más significativa. «Con luz natural se ve lo que ellas han conseguido, y al apagar la luz aparece su retrato, que es como una pintura totalmente transparente que solo se ve en la oscuridad», explica este gijonés que desde La Calzada lleva toda su obra plástica al mundo.