Blog

Entrevista | Compartimos entrevista a Javier Sáenz de Jubera, recientemente reconocido Ingeniero del año

«Los precios de la energía bajarán, pero hay que pagar las inversiones»

«Vamos a un mundo donde las renovables tendrán casi todo el papel, pero el gas va a seguir siendo clave hasta 2050»

Hace tan solo unos días, TotalEnergies culminó la reorganización de su cúpula en España. Un proceso en el que la compañía ha decidido mantener a Javier Sáenz de Jubera (Mieres, 1957) como presidente de la actividad comercializadora de luz, gas y servicios. El directivo asturiano recibió el pasado mes de octubre el premio Talento en la Ingeniería 2024, un reconocimiento a una trayectoria que envuelve un fuerte compromiso con Asturias y con el tejido empresarial de la región.

-¿Qué supone este premio?

Es una alegría grande, porque sobre todo en una tierra como Asturias, que es una tierra de ingenieros, que te den este reconocimiento supone mucha alegría, porque lo compartes además con una persona joven como Cristina León, que tiene todo el futuro por delante. Lo primero que sientes cuando recibes un premio como este es preguntarte si estás a la altura del mismo, sobre todo cuando ves los premiados de las anteriores, pero estoy muy contento.

-¿Hay muchas diferencias entre los ingenieros de antes y los que se forman hoy?

Yo terminé la carrera en 1979, desde entonces han pasado 45 años. En España cambió mucho la forma de ser y de relacionarse prácticamente en cualquier profesión. Asturias siempre fue una tierra muy ligada al mundo industrial y el ingeniero de finales del siglo pasado estaba más ligado a los procesos industriales y a la minería, mientras que el de ahora está más pendiente de los procesos y de los datos.

-¿Cómo estamos de talento en Asturias? ¿Encuentra TotalEnergies el personal que busca?

Asturias tiene un problema que afecta al talento, que es el envejecimiento de la población. Probablemente somos de las regiones europeas con menor tasa de jóvenes y eso afecta, pero tenemos un nivel de formación muy bueno, con una universidad muy buena, que prepara de forma excelente a todos los titulados, y más en concreto a los del mundo de la ingeniería. De talento yo creo que estamos muy bien, pero tenemos que hacer un esfuerzo todos los asturianos, las empresas y las personas, para que haya más oportunidades de empleo y para que el talento que se produce en Asturias se quede aquí. Nosotros, en los últimos cuatro años, hemos incorporado a casi 90 personas y encontramos perfiles con relativa facilidad.

-A pesar de los avances, la brecha de género en el ámbito STEM sigue siendo significativa. ¿Cómo se puede cambiar esa tendencia?

Nosotros somos un ejemplo, un bicho raro en el mundo de la energía, porque más el 50% de las personas que trabajan aquí son mujeres, con un perfil STEM que tiene que mejorar, pero que está cercano al 20%. En nuestro equipo directivo, de 16 personas siete son mujeres. También formamos parte de Aemener, la Asociación Española de Mujeres de la Energía; somos parte activa de Feda; y realizamos acciones para promocionar el mundo STEM entre las mujeres en los institutos… Hacemos todo lo que podemos porque creemos que tenemos la obligación de hacerlo, por nuestro tamaño, como multinacional y por nuestras características. La sociedad no se puede permitir el lujo de tener al 50% de la sociedad al margen del desarrollo técnico.

-¿Cuáles son las fortalezas y las debilidades de esta región?

Fortalezas, Asturias tiene muchas, como el clima, la calidad de vida, la formación o la tradición industrial. Cuando alguien se plantea hacer una inversión en una actividad industrial, el Principado tiene mucha ventaja respecto a otras zonas de España. También tenemos un campo muy fuerte. Las comunicaciones eran una debilidad, pero han dejado de serlo gracias al tren. Tenemos que conseguir entre todos que los jóvenes que se forman en Asturias se queden. Esto yo creo que es subsanable, porque cuando publicamos algún puesto no solo son asturianos los que quieren venir aquí, sino que nos encontramos con personas de otros sitios de España. Asturias está bastante de moda en los últimos años, probablemente más aún después del covid.

-¿Qué planes tiene la compañía para Asturias y para España?

Como grupo, estamos en pleno proceso de transición ecológica. Venimos del mundo del petróleo y del gas y queremos ser neutros en carbono para 2050, y estar entre los cinco primeros producto- res de energía renovable del planeta. Para ello tenemos una hoja de ruta que vamos cumpliendo. En concreto, en España estamos. desarrollando proyectos de construcción de energía fotovoltaica que suman 4 GW. Este tipo de grandes proyectos, por razones obvias, no los hacemos en el norte de España, sino en Madrid, Aragón, Andalucía o Murcia. En Asturias hacemos todo lo que podemos. Ahora estamos construyendo la instalación fotovoltaica del recinto ferial de Gijón, y otro proyecto importante y que va a entrar a operación en breve es el que engloba a las estaciones de recarga de los autobuses municipales de Oviedo, porque hay un plan para que todos sean eléctricos. También estamos pendientes del último permiso para construir una de las mayores electrolineras de España al lado de la estación de autobuses de Oviedo.

-¿Cuál será el papel de renovables y combustibles fósiles en el ‘mix’ energético en el futuro?

Están teniendo ya un papel muy significativo. Probablemente, a final de año, un 60% de la energía que se consuma en España tendrá origen renovable, y esos porcentajes están subiendo casi todos los años en el entorno del 10%. Vamos a un mundo donde las energías renovables van a tener prácticamente todo el papel. El gas va a seguir jugando un papel importante hasta 2050, porque la previsión es que vivirán 2.000 millones de personas más para entonces, la mayoría en países en desarrollo. Así que s set e va a necesitar mucha más energía y todas las inversiones en renovables van a ser necesarias, pero todavía los combustibles fósiles van a jugar un cierto papel hasta entonces. Las energías renovables han venido para quedarse y a Europa le viene muy bien porque, con independencia de la reducción de emisiones, van a permitir una mayor independencia energética.

-¿Y el hidrógeno verde?
En TotalEnergies, a nivel mundial, estamos desarrollando proyectos piloto de hidrógeno verde en nuestras refinerías, porque el hidrógeno siempre formó parte de los procesos de estas plantas. Creemos firmemente en él como combustible de futuro, lo que pasa es que para que pueda sustituir al gas natural tiene que tener unos precios competitivos y todavía le falta un poco de madurez a la tecnología. Antes del hidrógeno verde todavía veremos un cierto desarrollo del biometano, porque tiene un campo de actuación claro y nos da la sensación de que va a alcanzar de forma más rápida precios competitivos. El hidrógeno va a ser una realidad muy fuerte, pero no mañana ni pasado, a lo mejor a finales de esta década o principios de la próxima.

-¿Y qué hay de la burocracia, cómo afecta a los proyectos del sector?

Es uno de los mayores males que tenemos en este país. Cualquier proyecto de renovables, lógicamente, debe tener todas las garantías medioambientales y todas las aprobaciones, pero lo que es difícil de entender es que para construir una planta fotovoltaica en España se necesiten a lo mejor dos años más que en el resto de Europa. Deberíamos de ponernos como meta que nuestros procesos burocráticos tuvieran una duración similar a los procesos en Europa. Sé que no es fácil, pero las administraciones deberían hacer un es- fuerzo para que haya una ventanilla única porque si no no vamos a conseguir los objetivos.

-¿Son un problema las redes eléctricas para la implantación de proyectos industriales o centros de datos?

En Asturias no, pero en España en algunos casos, si. De todos modos, el desarrollo de las infraestructuras eléctricas si que es otro de las de los puntos claves si que remos alcanzar los objetivos del año 2030. Venimos de un mundo donde teníamos unas centrales de generación desde donde producíamos energía para todos los puntos y el camino actual son muchas centrales de generación muy repartidas. Eso nos obliga a un esfuerzo inversor importante en redes eléctricas y más si queremos, por ejemplo, que en el año 2030 haya cinco millones de vehículos eléctricos, porque la demanda de energía eléctrica va a aumentar mucho a nivel doméstico.

 

«Las compañías energéticas piden Europa son multinacionales lis estabilidad en la regulación»

 

-¿Es un objetivo realista la última actualización del PNIEC?

Es realista, pero muy exigente. Tenemos que ponernos todos las pilas, la sociedad, incluso los usuarios a nivel personal, que tienen que plantearse que para llegar a tantos GW fotovoltaicos, además de todos los que hay que colocar en el año 2030, casi todos deberíamos de tener en nuestros tejados placas. Si no, lo vamos a tener complicado. Yo creo que son números posibles, pero muy exigentes.

-¿Qué papel juegan las energéticas en ese escenario tan ambicioso?

Las energéticas somos los agentes principales en inversiones. El año pasado, TotalEnergies fue la compañía que más inversión hizo en plantas fotovoltaicas, con 1.600 millones de euros. Las energéticas tenemos un papel inversor muy importante, pero también de trasladar a la sociedad que esta batalla, si no la libramos entre todos, no la ganaremos.

-Aunque finalmente no ha salido adelante, el Gobierno aspiraba a convertir en permanente el impuesto especial a las energéticas. ¿Qué efectos habría podido tener para las inversiones?

Las compañías energéticas en Europa son multinacionales ligadas a sus territorios, pero que antes de hacer las inversiones miran el entorno regulatorio. Y lo que piden siempre es estabilidad, porque hacen inversiones con plazos de recuperación de 15 o 20 años. Este impuesto se puso por razones especiales hace dos años, cuando los precios se dispararon por la guerra de Ucrania, y ya fue cuestionado, porque no se aplicaba sobre los beneficios, sino sobre los ingresos, y además no a todas las compañías energéticas, por lo que se entendía que era discriminatorio. Si queremos que las, compañías energéticas hagan el esfuerzo que tienen que hacer para que en el año 2030 y sucesivos cumplamos los objetivos de transición ecológica, impuestos como este no ayudan. No es una buena señal para atraer inversión al mundo de la energía.

TARIFA ENERGÉTICA

«La industria electrointensiva debe tener un tratamiento diferencial».

COSTE DE LA ENERGÍA

«Los precios son similares en toda Europa, pero hay excepciones regulatorias».

PARQUES DE BATERÍAS

«Si queremos abandonar los combustibles fósiles, no hay otra alternativa».

HIDRÓGENO VERDE

«Será una realidad muy fuerte, pero no mañana, a lo mejor a finales de esta década».

-¿Entiende la polémica en Asturias por las baterías de almacenamiento?
Es una polémica normal en una actividad nueva que es un poco desconocida. Las baterías van a jugar un papel muy relevante, porque venimos de un mundo donde la generación de energía era de origen fósil y vamos hacia otro en el que va a ser de origen solar, eólico, de agua o nuclear. Si queremos abandonar los combustibles fósiles, no hay otra alternativa que las baterías tengan una presencia activa. Lo que hay que conseguir es un equilibrio. La semana pasada la consejera (Nieves Roqueñí) habló sobre esto y estoy de acuerdo con ella. No obstante, es una polémica un poco falsa porque no se va a colocar un parque de batey rías en mitad de Picos de Europa, porque además tienen que estar cerca de un nudo importante de la red de transporte de distribución eléctrica y están o cerca de los centros de generación o cerca de los centros de consumo, como las grandes instalaciones industriales.

La gran industria insiste en que necesita electricidad a precios estables y competitivos, como ocurre en otros países. ¿Cómo se consigue?

En general, si exceptuamos los del norte, los países del centro de Europa tienen precios de energía muy similares a los de España. Sin embargo, algunos tienen excepciones regulatorias, como en Francia, donde una parte de la producción nuclear se asigna directamente a grandes industrias electrointensivas. En Alemania hay otros mecanismos de subvención. ¿Por qué en España no? Lo desconozco, pero defiendo dos cosas. Teníamos un mercado marginalista a nivel europeo, que estaba funcionando muy bien cuando los combustibles fósiles jugaban un papel significativo, pero lo hay que modificar y ahí hay consenso. Vamos hacia una situación de precios menor, muy probablemente a partir de 2027 o 2028, pero hay que pagar las inversiones. ¿Serán lo suficiente bajos como para que las industrias sean competitivas? Ahí entra la segunda cuestión. Debemos ir hacia un mercado con dos excepciones. La industria electrointensiva debe tener un tratamiento diferencial, pero tenemos que ser conscientes de que eso que va a pagar de menos la industria lo vamos a pagar el resto, aunque no lo deberíamos notar. La otra excepción que hay que hacer es la de los clientes vulnerables, a quienes habría que darles la energía hasta gratis. En ese sentido, no queda algo de camino por recorrer.

Javier Sáenz de Jubera

Asociado Corporativo de CAXXI

El Comercio