Dejadme que empiece con un dato que me llama la atención y que es, cuanto menos, revelador de lo que quiero contar hoy: según la Organización Mundial de la Salud, a nivel mundial las mujeres representamos aproximadamente el 70% de la fuerza laboral en el sector sanitario, sin embargo, ocupamos apenas alrededor del 25% de los puestos de máxima dirección. Este desequilibrio evidente refleja una disparidad alarmante en el campo de la salud, donde la presencia femenina es innegable pero su acceso al liderazgo sigue siendo muy limitado.
¿Cómo sería el sector salud si hubiera más mujeres en cargos de responsabilidad? ¿Notaríamos la diferencia? ¿Qué estilo de liderazgo inculcaríamos a las personas que nos sucedan? Es cierto que el sector al que represento, el biofarmacéutico, goza de cifras bastante alentadoras, pero como directora general de Sanofi en España y una de las impulsoras y miembro activo de la comunidad «Mujeres en Farma», me veo en la posición privilegiada de no solo observar esta realidad, sino de trabajar activamente para cambiarla. A través de nuestra organización, llevamos a cabo numerosas iniciativas para empoderar al talento femenino y ayudar a impulsar nuestro sector como un referente en equidad, así como en diversidad e inclusión.
La gran representación de mujeres en roles operativos en el ámbito sanitario contrasta con su escasa representación en puestos de toma de decisiones y dirección estratégica. Esta disparidad es un reflejo de las dinámicas laborales existentes, pero ¿podemos convertirlo en una oportunidad? Yo estoy convencida que sí. A pesar de nuestra contribución histórica al bienestar y la atención (no exclusivamente médica) a la sociedad, las mujeres seguimos teniendo que seguir tomando decisiones, que afectan a nuestra vida personal y profesional, que tienen incidencia en nuestro ascenso hacia roles de liderazgo.
He tenido la suerte de ser testigo de las habilidades, la dedicación y el talento excepcionales que las mujeres aportan al campo de la salud. También soy muy consciente, porque lo he vivido en primera persona, de cómo estas cualidades pueden pasar por alto si no somos capaces de empoderarnos y levantar la mano cuando vemos que es necesario. Creo que es importante que reconozcamos que la diversidad de género no solo es una cuestión de equidad, sino también una fuente extraordinaria de nuevas perspectivas y soluciones innovadoras. Algo que, sin duda, las compañías y la sociedad no podemos dejar escapar.
¿Por qué no poner en marcha medidas específicas para abordar esta brecha de género en el sector de la salud? Existen muchas que pueden ayudarnos, como políticas de equidad, programas de desarrollo profesional específicamente diseñados para mujeres y una cultura organizacional que valore la diversidad. Son algunas propuestas que contribuirían a crear un entorno donde todas las voces sean escuchadas y respetadas. Medidas también medibles.
Mi responsabilidad va más allá de ser la directora general de una gran compañía farmacéutica, me lo tomo como una oportunidad para inspirar a otros y otras y demostrar que las mujeres podemos y debemos tener un papel destacado. Es un compromiso con la responsabilidad social y el liderazgo ético, donde cada decisión que tomamos tiene un impacto significativo en la vida de las personas. ¿Cómo me gustaría que se me reconociera como líder? Pues como una líder inspiradora y una fuerza positiva en el mundo de la salud y la innovación terapéutica, que abre camino a mujeres y a todos aquellos que sueñan con poner su granito de arena para que este mundo sea un poco mejor.
Como líder femenina me siento comprometida y orgullosa de formar parte de organizaciones como Sanofi que están decididas a impulsar este cambio. Así pues, nos hemos comprometido a tener en el 2025 a nivel mundial un 40% de mujeres en roles ejecutivos y un 50% en posiciones de alta responsabilidad directiva. En España todavía tenemos cifras más optimistas y no de futuro, sino absolutamente actuales, donde hoy en día más de la mitad de toda la compañía la formamos mujeres (52%), una cifra que se eleva hasta el 67% en el caso del comité de dirección.
Además, no hay diferencia salarial por género, promovemos la igualdad de oportunidades y tenemos programas de sensibilización y formación para abordar y eliminar los sesgos de género en todos los niveles de la organización, desde el reclutamiento y la selección hasta la evaluación del desempeño y las oportunidades de desarrollo profesional.
Es evidente que tenemos buena base, aunque todavía nos queda mucho por hacer para que el entorno empresarial sea un reflejo más fidedigno de nuestra sociedad. ¿Creéis que implementar lo que os he dicho nos llevaría a una sociedad mejor, a un sector salud mejor, que refleje la sociedad con más precisión? Si vuestra respuesta es como la mía, un sí rotundo, actuemos, seamos vocales, sigamos trabajando en conseguirlo, movámonos, actuemos. Desde mi posición de responsabilidad seguiré luchando para que esto acabe siendo una realidad y para que esta sociedad refleje en todos los aspectos el rol femenino. Yo me comprometo… ¿Y tú?
Raquel Tapia
Socia Colaboradora y mentora en el Programa Mentoring de CAXXIPublicado el 8/03/2024 👉El Economista