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Turismo e infraestructuras en Asturias: accesibilidad y encuentro

Al hablar de infraestructuras y turismo encontramos muchas definiciones y relatos al respecto. Si tuviéramos que elegir una sería la siguiente: infraestructura turística es la dotación de bienes y servicios con que cuenta un territorio que, además de sostener sus estructuras sociales y productivas, condiciona el desarrollo turístico de un destino.

El pasado día 28 en el marco del foro “infraestructuras de futuro en Asturias, bases para una tierra sostenible” organizado por Compromiso Asturias XXI, tuvimos la oportunidad de comentar sobre las distintas tipologías de instalaciones y servicios, su presente y su futuro en el desarrollo social y económico de Asturias. Ahí, desde el punto de vista turístico, el foco estuvo y está en la llegada de la alta velocidad al principado. La accesibilidad es clave para el impulso de la actividad turística de forma sostenible. La mejora de la competitividad y la productividad están condicionadas por la mejora en la movilidad. Siendo una muy buena noticia que el territorio asturiano cuente con la alta velocidad, lanzamos algunas reflexiones.

La primera, la importancia de la planificación en el medio y largo plazo. La alta velocidad es un elemento transformador de territorios y de ciudades, pero siempre que vaya acompañado de una planificación económica y social sobre los efectos que puede traer. No es difícil entender que la llegada del AVE debe llegar parejo un plan de movilidad intermodal y multimodal. Todos los núcleos turísticos y/o puntos de interés deben estar interconectados con sencillez. Solo así, y, aun pensando que viviremos una migración del vehículo particular al tren, se mantendrá la armonía entre turista y residente, englobando en este último concepto aquellos que ya cuentan con segundas residencias en la zona. Esa planificación de la movilidad excede las infraestructuras. Una estrategia de sensibilización, comunicación y venta son imprescindibles.

La segunda reflexión que planteamos estaba ligada a la renovación de capacidades. El acceso más rápido al territorio, la mejora de su accesibilidad nos permite el poder captar nuevos nichos de mercado. Estos nuevos segmentos deben facilitar la distribución de flujos durante todo el año, una participación en el proceso de migración al valor en la que el sector está inmerso. Si esto se diera debería tener una incidencia directa en la captación del talento para el sector turístico. Mayor estabilidad, periodos más amplios de actividad, nuevos mercados, nuevas profesiones, mejoran la percepción de este como sector empleador.

Por último, el urbanismo. En un momento en el que se esta hablando de la creación de normas para el resurgir de la naturaleza. Una estrategia más frente al cambio climático es importante que en los refugios térmicos, como Asturias, se desarrollen los programas y actuaciones que permitan mantener el atractivo natural y social que lo ha convertido en lo que es: un destino sostenible que se ha llegado a llamar paraíso.

Una vez más, la inteligencia colectiva, esa que se desarrolla de forma conjunta desde lo público y lo privado cuando trabajan juntos, es la clave de la construcción de un, destino resiliente social y económicamente. El turismo no se puede tratar en silos, es un conjunto de procesos vivos y cambiantes que solo los mejores, y esos mejores rodeándose de mejores que ellos, pueden gestionarlo apropiadamente.

Inmaculada Benito, Directora del departamento de Turismo, Cultura y Deporte. CEOE