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Think Tank Tecnología de Compromiso Asturias XXI

La noticia del mes de nuestros socios colaboradores y miembros del Think Tank Tecnología: Ángela Elisa Álvarez y Miguel Rodriguez Ureña.

Asturias ha tenido un sustrato ciertamente favorable en lo que a proyectos de base tecnológica se refiere. Cerebralmente hemos venido siendo una comunidad orientada hacia las ingenierías y las ciencias, por lo que las ideas innovadoras son casi la normalidad. Las mentes inquietas nacen desde la propia etapa universitaria, pero en no pocas ocasiones los miedos pueden con esas ganas de emprender. Sin embargo, todos esos proyectos que no se materializaban por las dificultades burocráticas a las que se enfrentaba el emprendedor parece que encontrarán en la nueva Ley de Startups un buen salvavidas.

Esta nueva ley actúa sobre varias verticales, incentivando la eliminación de las barreras a la innovación tecnológica y científica. Mejora la tributación en varios ámbitos, reduciendo hasta 15% el impuesto de sociedades. Estas mejoras fiscales afectan también al sistema retributivo de las stock options, favoreciendo además la generación de autocartera con una mejora respecto a la regulación societaria habitual. El objetivo en esta área es claro: atraer talento y ampliar la capacidad retributiva de la startup.

Para muestra, otro botón. La Ley incorpora mejoras sustanciales en la tributación de las personas físicas que decidan trasladarse a territorio español desde el extranjero para trabajar, ampliando y reforzando el régimen de impatriados conocido como la “Ley Bechkam”. Es cierto que la norma parece estar pensando en la atracción de los conocidos como “nómadas digitales”, pero en el caso concreto de Asturias, se abre una ventana de oportunidad al retorno del talento emigrado que por la falta de alternativas y/o de condiciones retributivas competitivas, ha tenido que hacer las maletas.

En esta línea, se presenta la posibilidad para las empresas asturianas de poder acceder a talento emigrado conteniendo sus costes salariales, así como a los forzados a buscarse la vida fuera del Principado, a retornar en unas condiciones fiscales muy ventajosas. Como novedad, la extensión de esta ventajosa fiscalidad a cónyuge e hijos menores de 25 años, invitan a pensar en el retorno de familias completas gracias a los alicientes introducidos por la normativa, como palanca para frenar el invierno demográfico que desde hace tiempo acecha a Asturias.

En general se puede decir que la nueva normativa busca que las startups dejen de utilizar el traje heredado de la Ley de Sociedades de Capital, para poder vestirse con una regulación propia que ha intentado tener en cuenta sus múltiples particularidades. Hasta ahora, las empresas emergentes de base tecnológica encajaban a duras penas en los marcos normativos tradicionales. Era una necesidad cambiar el esquema regulatorio para virar hacia modelos más disruptivos. De no comenzar a caminar en este sentido, no podremos competir con otros estados miembros con sociedades digitales más desarrolladas como es el caso de Estonia. Sin duda, si nuestro marco regulatorio no está a la altura, la fuga de proyectos y cerebros alcanzará cada año cotas más altas, con la consecuente pérdida social que ello supone.

Otro punto fuerte de la flamante ley de startups se encuentra en el aumento de los beneficios fiscales por inversión en empresas de nueva o reciente creación. Se incrementa el tipo de deducción del 30% al 50% y se aumenta la base máxima de 60.000 a 100.000 euros. Parece probable que ello anime en cierta medida la inversión en las etapas Seed y Pre seed.

En definitiva, si Asturias ya contaba con numerosos proyectos de base tecnológica, la nueva Ley de Startups nos dejará abierta la puerta a que éstos aumenten significativamente. Y, si a ello le sumamos que el capital social necesario para constituir sociedades de responsabilidad limitada ha descendido de tres mil euros a un euro, tras la reciente reforma llevada a cabo por la Ley 18/2022, deberíamos aprovechar esta oportunidad para crecer como potencia tecnológica nacional.

Como siempre, en la práctica se acabarán viendo las carencias y las áreas de mejora de la norma, pero no deja de ser cierto que es un sustrato mucho más favorable que el que anteriormente manejábamos. En definitiva, Asturias —y su profuso talento— no debería perder la oportunidad de aprovecharla.

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